Mr. Poper es un hombre de negocios dedicado a la compra/venta de terreno edificable que desea hacerse un hueco entre los socios accionistas de su empresa, pero para ello deberá convencer a la dueña de la última propiedad privada de Central Park, empeñada en mantener su negocio de toda la vida. A esta difícil tarea se le suma la responsabilidad de cuidar de un grupo de pingüinos enviados por su difunto padre como regalo desde su última exploración, algo que aunque le causa problemas y destrozos, le acerca más a sus hijos.
Mr Jim Carrey… digo Poper, es un hombre que curra en la compra/venta de terreno edificable, algo que en territorio hostil, véase España a funcionado de lujo y ha evitado un par de crisis que nos acechaban… ¿Qué haríamos sin invertir en el ladrillo? Divorciado y con dos hijos en el mundo, también “tipical spanish”. De niño, su padre se iba a recorrer todo el mundo en busca de exploraciones, por lo que no tuvo mucho tiempo para su hijo… cosa que este no aprendió y también se dedico a currar en cuerpo y alma, con lo bien que se está sin dar palo al agua en un parque.
El sueño del señor Poper, si señor con tanto americanismo suelto, es codearse con los pijos que forman el salón de la fama, vamos los manda más, los cuales le piden que haga un último trabajo, conseguir las escrituras del último local privado de Central Park, cosa nada fácil ya que la dueña no atiende ofertas.
A todo esto se le suma la llegada de un amiguito helado, es decir, un pingüino, sino a que ese mierda de título, al que le siguen 4 más por al intentar devolver el primero. Posteriormente intenta darlo en adopción al zoo, pero al ver que une más a su familia, aunque no tiene ninguna chura de padre. Así que Poper se pone manos a la obra para intentar que sus pingüinos se sientan como en casa convirtiendo su casa en un iglú en medio de la ciudad, del cual se escapan en el día donde Poper intenta dar caza a su presa… no, no era cazador me refería a obtener las escrituras del restaurante del parque. Lo que es más curioso es que se cuelan en la misma fiesta que Poper. Una gran ciudad, donde todo el mundo va en taxi y ¿solo haya una fiestaca guapa? Huy amigo me parece que en Estados Unidos la gente es muy floja. En fin le entra ganas de patear al pato Lucas en todo el pico, pero eso sería violencia animal y como los hijos están que no cagan literalmente ya que el baño está congelado pues lo que hace es ayudarlos a que tengan crias, ¡si señor! Eso es imponerse. Claro que la euforia se le pasa cuando se le muere una de ellas.
Esto hace que los done al zoo con la feliz idea de verlos de vez en cuando. Pero el zoo no tiene la misma idea, prefiere cambiarlos por bichos raros cosa que Poper no puede permitir y en plan Matrix entra en el zoo decidido a llevárselo y lo consigue. ¡Incluso uno de ellos sale volando y todo! Para colmo ¡la vieja le otorga las escrituras del restaurante! ¡Este tipo se comió un donuts esa mañana! Todo le sale redondo excepto que no entro en la junta porque no le quiso ceder las escrituras… tuvo que haberse comido diez caja de donuts para tener tal potra. En fin que al final llevan a los pingüinos a su lugar de origen para que se relacionen entre ellos, recupera a su mujer y a sus hijos… sigue sin comprenderlos pero al menos le hablan que más quiere Mr. Carrey… Jim… ¡Poper!
La película la verdad es que no vale nada y aún así la vi… creo que merezco urgentemente… una revisión del coco la verdad. Jim Carrey, la admiración de algunos porque es carajote y no le importa hacerlo ante millones de persona y a menudo hace reir y el odio del mundo por ser carajote no juega ningún papel en esta pelí. Solo es un carajote que hace el carajote, solamente. Gracias muy forzadas, palabras metías con calzador y alguna cara que otra estúpida intentando sacar alguna risa. Un papel más plano que una plancha como diría Risto, y con menos interpretación que cualquiera que haya hecho en su vida, al menos de las películas que yo he visto. Las únicas gracias las tenían los pingüinos y escasitas, perfecta para entretener a un público de niños… cuando salga por la tele porque no merece la pena llevar a los críos a ver esa película, como dije antes se está mejor en el parque o en la playa. Esta no ha sido la mejor actucación de Jim Carrey sin “dudadisimamente”.